Siempre me he relacionado con el mundo a través de las artes escénicas y su capacidad de transformación. Estudié Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, y me supo muy a poco.
Más tarde hice animación sociocultural y me especialicé en el teatro del oprimido. Compaginaba estos estudios con la vida en comunidad y el activismo político rural.
Fue en Mallorca donde me encontré a mí mismo siendo joyero y aquí sigo. Aun a día de hoy me resulta complicado explicar dónde está el nexo con esta nueva rama que ha crecido en mi vida, pero sé que estoy haciendo exactamente lo que quiero hacer y saber eso es una suerte.
INSPIRACIÓN
Soy una persona extremadamente emocional, y en mis piezas mi fuente de inspiración es mi experiencia vital, los afectos hacia personas, lugares, momentos y objetos que para mí tienen esa carga.
Creo que lo personal es siempre un acto político en sí mismo y la joyería, como arte no puede vivir al margen de esta realidad, mis piezas lanzan mensajes contundentes y precisos y son una declaración de intenciones.
Nunca diseño al azar, cada pieza es única y siempre sé exactamente qué voy a hacer, cada vez que estoy conmigo mismo pienso cual es el siguiente paso, la siguiente soldadura y la siguiente forma que he de incluir. Las monto en mi cabeza meticulosamente y de repente un día está terminada, entonces me pongo a pensar en la siguiente pieza
Diario de Mallorca, 05/05/2019
"Las joyas que yo hago no son para llevar de lunes a viernes. Las veo más en un museo”. "Es mi manera de expresarme, de ser crítico, de mostrar cómo veo las cosas". Muchas de ellas nacen por impulsos: "Fui a hacerme unos análisis de sangre. Me sacaron muchos tubos y sobraron algunos. Antes de salir de ahí ya estaba nervioso por llegar a casa y hacer algo. El resultado fue un broche con un tubo lleno de sangre. Lo hice pensando en el estigma del sida”.